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Cómo iniciar una conversación

Iniciar una conversación

Aprovecha cualquier oportunidad

Las conversaciones cotidianas con tu niño pueden convertirse fácilmente en conversaciones sobre su bienestar emocional. A veces, ni siquiera es necesario mencionar directamente el bienestar emocional.

Por ejemplo, si tu niño te comparte algo que está sucediendo con un amigo o compañero de clase, puedes preguntarle cómo lo hace sentir esa situación, o si le ha pasado algo parecido.

Si en lugar de responderte, tu niño te pregunta si alguna vez te has sentido así, aprovecha esta oportunidad para hablar de tus propias experiencias abierta y honestamente.

Empieza la conversación poco a poco

Tener una conversación sobre las emociones puede ser intimidante, en especial para un niño. Nunca te apresures al tratar de iniciar la conversación. Si tu niño está reacio a compartir, prueba con el método de la rosa y la espina.

Usa el método de la rosa y la espina

Esta es una manera excelente de iniciar una conversación más amplia sobre sentimientos.

Para esto, pídele a tu niño que identifique:

  • Una cosa buena que le haya pasado en su día (rosas).
  • Una cosa que se le haya complicado (espinas).

Si sientes que tu niño no sabe cómo responder, empieza tú con tus propias rosas y espinas del día.

Reaccionar durante la conversación

Escucha y reconoce sus emociones

Escuchar lo que hace feliz a tu niño es igual de importante que escucharlo hablar sobre sus desafíos.

Es importante que siempre reconozcas cómo se siente tu niño, para ayudar a normalizar la conversación. Esto puede llevar a mejores conversaciones en el futuro. Algunos ejemplos incluyen: “Eso suena divertido”, o “esto tiene que haber sido difícil”.

Cuanto más se acostumbre un niño a ser abierto, será más fácil tener conversaciones productivas.

Haz preguntas abiertas

En lugar de decir algo como "cuéntame cómo te sientes con x," comienza por hacer una pregunta así: "¿De qué hablaron tú y tus amigos hoy?", o "¿qué novedades ha habido en la escuela?".

Enfócate en hacer preguntas que te lleven hacia las respuestas que esperas, en lugar de arriesgarte a incomodar a tu niño o intimidarlo con una pregunta directa.

Evita tomarte las cosas de manera personal y reaccionar con enojo, crítica o desaprobación

Puede que tu niño diga algo hiriente cuando están conversando. Recuerda que a veces las emociones confusas se pueden manifestar como enojo.

Si tu niño dice algo hiriente:

  • Respira. Cálmate y conéctate contigo mismo.
  • Intenta no tomártelo de manera personal.

  • Enfócate en comprender lo que realmente le está pasando.

  • Recuerda el objetivo: ayudar a tu niño

Entender la conversación

Está bien si no quiere hablar en este momento

Si comienzas una conversación cuando tu niño no quiere, no pasa nada si no siguen hablando. Puede que tu niño no esté preparado para hablar en ese momento. Encuentra una mejor ocasión para abordar el tema nuevamente en el futuro.

Encuentra un mejor momento para volver a abordar el tema

Los niños y adolescentes a menudo prefieren tener conversaciones intermitentes sobre sus sentimientos. Si tu niño no quiere hablar o parece incómodo, cambia de tema.

Cuando puedas, encuentra la oportunidad de volver a abordar el tema.

Tómate unos minutos para sentir y entender tus propias emociones

No pasa nada si en el momento sientes enojo o preocupación. Si lo necesitas, pide ayuda. Recuerda que está bien no saber qué hacer, sentirse un poco confundidos y necesitar ayuda.

Escucha con atención en lugar tratar de arreglar las cosas

Es tentador querer solucionar los desafíos que pudiera estar enfrentando tu niño. Pero a veces no se trata de solucionar cosas. A veces simplemente se trata de querer que te escuchen.

Enfócate en responder algo como: "Eso suena muy difícil", o "¡reaccionaste bien! Eso habría molestado a cualquiera." Esto les transmite que estás escuchando y que reconoces sus emociones.

Si crees que tu niño pudiera querer ayuda, pregúntale amablemente y sin juzgarlo: "¿Quieres que te ayude o solo necesitas desahogarte?", o “¿qué te gustaría hacer?”, o “¿cuál crees que sería una manera de intentar arreglar esta situación?”.

Identifica cuándo brindar apoyo

Nunca es fácil ver sufrir a tu niño. Puede ser tentador querer comprender completamente la situación en ese preciso momento y lugar, pero rara vez es productivo tratar de obtener reacciones sensatas de un niño justo cuando se está sintiendo agobiado.

Hazlo sentir seguro y apoyado en el momento y ten paciencia. Sabrás cuándo es el momento adecuado para volver a hablar del tema otra vez.