¿Qué es el enojo?

El enojo es la sensación de extremo disgusto y antipatía hacia alguien o algo. El enojo puede ser una emoción difícil de manejar. Algunos niños pierden la calma, y patean, gritan o dicen cosas hirientes.

Acumular mucho enojo puede dañar tu salud física y mental.

Cuándo hablar

Cuando notes que tu niño pudiera estar enojado, es importante encontrar el tiempo para abordar la situación de inmediato.

Darle espacio a tu niño cuando está pasando por una crisis puede ayudarlo a aprender a manejar sus emociones con más facilidad la próxima vez. Pero también es necesario que te asegures de establecer el límite entre expresar sentimientos de enojo y comportarse de manera violenta.

Cómo hablar con tu niño sobre el enojo

Iniciar una conversación

Pregúntale a tu niño si te puede decir qué es lo que le molesta. Asegúrate de mostrar una genuina curiosidad sobre su comportamiento. Trata de no preguntarle en un momento de frustración. En su lugar, dile con amabilidad: "Me preocupo por ti y puedo notar que hay algo que te enoja. Me gustaría saber qué es".

Sé atento y amable. Si tu niño no está listo para hablar, prueba con actividades que lo ayuden a sentirse preparado. Algunas actividades que otras personas han encontrado útiles incluyen:

● Escuchar música
● Bailar
● Escribir un diario
● Dibujar
● Hacer ejercicio
● Pasar tiempo al aire libre

Durante la conversación

Trata de no tomarte lo que dice de manera personal. Es importante que te mantengas enfocado en escuchar, en lugar de reaccionar a lo que podría decir mientras está enojado.

Pregúntale qué lo hizo enojar o irritarse.

Si fue algo que hiciste, no dudes en ofrecerle disculpas. Decirle “lo siento” puede hacer mucho para crear confianza entre ustedes.

Pasos siguientes

Entender la conversación

Puede ser útil preguntarle desde cuándo se ha estado sintiendo enojado. También le podrías preguntar si tiene alguna idea de qué lo podría hacer sentir mejor y qué puedes hacer tú para ayudarlo.

Poner en palabras los sentimientos de enojo generalmente ayuda a los niños a sentirse aliviados emocionalmente. Hablar sobre emociones dolorosas con un adulto atento y empático suele ayudar a los niños a procesarlas y superarlas.